Las capacidades operativas y humanas de la Fuerza Aérea de Chile, permitieron dar cumplimiento a las expectativas generadas para alcanzar el logro de la misión.
Por: Comandante de Grupo (BA) Fernando Machuca, Jefe de la División Antártica / Francisco Rojas, Departamento Comunicacional.
La Operación Estrella Polar III que trasladó al Presidente de la República Gabriel Boric Font hasta el Polo Sur, hito aeronáutico de la Fuerza Aérea de Chile, no solo se pudo materializar gracias al esfuerzo operativo de los hombres y mujeres de la Institución y de las capacidades de los medios aéreos disponibles.
La logística y soporte de vida cumplieron un rol vital en el éxito de la misión, la cual como es de suponer, implicó operar en sectores especialmente aislados, en condiciones inhóspitas y adversas, en donde solo aquellos que se entrenan para operar en esas zonas, pueden dar garantías de éxito.
Un aspecto relevante consistió en el vestuario que se utilizó en esta operación. Las características de éste implicaron un equipamiento especial técnico que debía soportar condiciones de frío extremo, incluso por debajo de los -40°C. Es así como el personal especialista de la FACH definió aquellos aspectos de vestuario que debían asegurar el confort y la completa protección para los usuarios, de esta forma, la vestimenta consistía en cuatro capas térmicas, calzado con suelas antideslizantes -para trasladarse sobre hielo-, gorro, guantes y antiparras que permitieran realizar las actividades planificadas al exterior de las instalaciones.
Asimismo, un factor fundamental fue la alimentación con un alto nivel calórico, dispuesta en volúmenes que permitieran su fácil traslado y manipulación y con un componente líquido limitado, asegurando así el aporte energético necesario para desarrollar las actividades en condiciones de frío extremo y disminuir la necesidad de servicios sanitarios.
Complementariamente, la exposición en zonas de alta refracción a raíz de superficies como la nieve y el hielo, requieren de medidas especiales de protección para las personas. Es así como la Operación Estrella Polar III implicó que los pasajeros llevaran protector solar y protector labial, ambos para el cuidado y protección del frío extremo, junto con anteojos con protección UV para protegerse de la radiación en esa zona.
Considerando la lejanía y características de aislamiento de la zona, las comunicaciones pasaron a desempeñar una función relevante, no solo ante una interacción planificada con el continente o entre las bases incluidas en la operación, sino que además como medida esencial ante situaciones de emergencia o imprevistas, por ello, se dispuso de comunicaciones de radiofrecuencia, telefonía satelital y capacidades de Internet, logrando mantener el control positivo y permanente de la operación e integrando a todos los actores involucrados sin importar si ellos estaban en el Polo Sur, Glaciar Unión, Punta Arenas o Santiago.
Si bien es cierto, la operación estaba planificada para un traslado y desplazamiento continuo, solo deteniéndose para recorrer el Polo Sur, era necesario contar con una capacidad de habitabilidad que permitiera dar abrigo al total de la comitiva en el sector de Glaciar Unión, en caso de que las condiciones meteorológicas o imprevistos obligaran a permanecer en el territorio antártico. De esta forma, se contó con el apoyo de la Estación Polar Científica Conjunta Glaciar Unión, ya que sus instalaciones y medios se encontraban dispuestas para brindar el apoyo necesario en caso de ser requerido, las cuales, sumados a las capacidades de habitabilidad de Estrella Polar III, permitieron contar con la seguridad de poder albergar a todas las personas en caso de ser necesario.
Finalmente, es importante tener presente aquellos aspectos de apoyo institucional brindados en el ámbito aéreo. De esta forma, se realizó un trabajo detallado para las definiciones, suministro y disposición del combustible requerido por las aeronaves participantes, tanto en Chile Continental como en el Territorio Chileno Antártico, en donde operaron las aeronaves.
Junto a ello, la información meteorológica aportó de manera esencial para el cumplimiento de la misión, aspecto vital para las operaciones en la Antártica, de esta forma, se integraron servicios de la DGAC, asesorías meteorológicas especializadas en climas polares y de la empresa ALE.
La planificación, coordinación, gestión e interacción de todos estos aspectos junto a las capacidades operativas y humanas de la Fuerza Aérea de Chile, permitieron dar satisfacción a las expectativas y de esta forma alcanzar el logro de la misión.