Desde 1947, la Fuerza Aérea de Chile ha desarrollado una labor ininterrumpida de presencia efectiva y conectividad aérea permanente con el continente blanco.
Por: Jaime González, Departamento Comunicacional
Este 6 de noviembre se conmemoran 84 años desde que en 1940 el Presidente Pedro Aguirre Cerda fijó los límites del Territorio Chileno Antártico, a través del Decreto 1.747, que materializó a nivel jurídico la presencia nacional en el continente blanco. En 1965, este día pasó a convertirse oficialmente en el Día de la Antártica Chilena durante el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva.
Como una manera de resaltar ese hito histórico, la Fuerza Aérea de Chile al fundar su segunda base en la Antártica en isla Decepción en 1955 la bautizó con el nombre de Pedro Aguirre Cerda, en honor al Presidente de la República que fijó los límites chilenos en el continente blanco.
Desde su primer vuelo en un Voight Sikorsky, en febrero de 1947, la Institución dio por inaugurada una labor ininterrumpida de presencia efectiva y conectividad aérea permanente que ha permitido no sólo el desarrollo antártico de Chile sino que también de otros países miembros del Tratado Antártico.
La Fuerza Aérea es el único programa aéreo del mundo que vuela durante todo el año y ello le permite entregar una extensa cobertura de Búsqueda y Salvamento Aéreo (SAR), más allá de nuestro espacio aéreo nacional, el que se extiende desde el Norte, desde la Línea de la Concordia, hasta el mismo Polo Sur.
El nuevo Estatuto Antártico Chileno le otorga a los Operadores Antárticos Estatales el desafío de ser los encargados de las actividades logísticas y operativas en la Antártica; así como la mantención de las bases; otorgar el transporte estratégico y el sostenimiento de las bases; organizar y desarrollar actividades, operativas, logísticas, científicas y tecnológicas; salvaguardar la vida humana; monitorear las medidas ambientales que protegen a dicho continente, prestar servicios operacionales y apoyo logístico al Programa Científico Nacional; uso de laboratorios e instalaciones antárticas de Defensa y apoyo al traslado marítimo, aéreo y terrestre; prestar servicios de búsqueda y salvamento en el área de responsabilidad. En ello, la Fuerza Aérea dispone de sus capacidades para contribuir al desarrollo antártico de Chile.
Este esfuerzo institucional tiene el desafío de mantener por un lado la presencia nacional y una conectividad permanente con la Antártica, y por otro, que toda la capacidad instalada está disponible y dedicada para la actividad científica, que constituyen pilares clave para la protección y conservación de la zona como una región dedica a la paz, a la ciencia y a la cooperación.
Un ejemplo de ello es el trabajo que se realiza anualmente en la Estación Polar Científica Conjunta Glaciar Unión, que se ha transformado en un hito a nivel nacional en cuanto a la apertura de espacios para desarrollar la investigación y ciencia antártica. Dicha estación se gestiona a través de la coordinación conjunta de la Fuerza Aérea, Ejército y Armada de Chile, además del Instituto Antártico Chileno (INACH) y la Dirección de Aeronáutica Civil (DGAC).
Al ser un asentamiento nacional ubicado al interior del círculo polar antártico, cumple la importante labor de desarrollar proyectos en terreno relacionados con microbiología, glaciología, geología y meteorología.
La importancia de esta estación radica en su ubicación estratégica a solo 1.129 kilómetros del Polo Sur, lo que la convierte en un centro crucial para la investigación científica chilena, la contribución al conocimiento sobre cambio climático, ecología antártica y ejercer presencia nacional en la Antártica profunda.
