Por: Oscar Aránguiz, IIª Brigada Aérea.
En una ceremonia realizada el viernes 21 de julio, y que contó con la presencia del Comandante en Jefe de la IIª Brigada Aérea, General de Brigada Aérea (A) Andrés Leiva Divasto, el Círculo de Coroneles de Aviación hizo entrega a la Base Aérea Quintero, del ancla de un hidroavión Dornier J Wal, la cual estuvo resguardada cerca de 70 años por uno de sus tripulantes-mecánicos.
En la actividad también estuvieron presentes el Comandante del Regimiento de Artillería Antiaérea y Fuerzas Especiales “Escuela Táctica”, Coronel de Aviación (DA) Marco Aguirre, junto a Aviadores Militares que se desempeñan en la Base Aérea Quintero, y el historiador aeronáutico del Instituto de Investigaciones Histórico Aeronáuticas de Chile (IIHACH) Alberto Fernández, quien en su discurso detalló que los Dornier Wal, llegaron a Valparaíso en agosto de 1926, cumpliendo importantes misiones de exploración aeromarítima y reconocimiento a lo largo del país hasta 1942, fecha en que este material de vuelo fue desactivado.
“Consecuente con el mandato fundacional de la Fuerza Aérea de Chile, el Comodoro Arturo Merino Benítez, acuciado además por su interés en el pronto establecimiento de un servicio de correo aéreo a Aysén y Magallanes, dispuso que se exploraran los canales aiseninos hasta Puerto Edén”, señaló Alberto Fernández, haciendo referencia a las misiones de exploración que realizaron estas aeronaves y sus valientes tripulaciones, principalmente, entre 1927 y 1932.
Por su parte, el Presidente del Círculo de Coroneles, Coronel de Aviación Edgardo Villalobos, indicó que “lo que hoy entregamos constituye en sí una reliquia por cuanto los hidroaviones Dornier Wal que usaban estas anclas comenzaron a construirse en Alemania en 1922 y llegaron a Chile entre 1925 y 1926, hace ya alrededor de un siglo”, agregando que “el ancla que estamos entregando no es solamente una pieza de metal, sino que un verdadero símbolo que nos recuerda la incesante lucha, los enormes sacrificios y la indomable pujanza de los aviadores quinteranos que, a través de décadas, forjaron los caminos aéreos que incorporaron efectivamente el extremo sur y austral con el resto del territorio”.
El Coronel Villalobos además explicó cómo encontraron el ancla en el año 2013, localizando al Suboficial en retiro Alfredo Molina, quien la tuvo por más de 70 años. El Suboficial Molina, quien se desempeñó como mecánico de Dornier Wal, rescató el ancla del desguace de este material cuando fue dado de baja.
Finalizados ambos discursos, el Comandante en Jefe de la IIª Brigada Aérea, General de Brigada Aérea (A) Andrés Leiva Divasto, se dirigió a los representantes del Círculo de Coroneles de Aviación, agradeciéndoles y destacando la gestión realizada “de entregarnos una pieza histórica institucional y que por su antigüedad coincide con el próximo centenario de la Fuerza Aérea. Sin duda, para las nuevas generaciones, como las que están en estas filas, el esfuerzo de los aviadores de esos años que abrieron nuevas rutas y soportaron condiciones adversas e incluso dieron su vida, quedan plasmados en símbolos como éste. Es una pieza de gran valor histórico de la aeronáutica nacional lo que nos están entregando, y nos permite identificar la importancia que reviste reconocer y conocer la historia, porque nos posibilita saber de dónde venimos y transmitirla hacia al futuro de mejor forma”.