Por: Miguel Zurita, IIIª Brigada Aérea.
A las 20 horas del miércoles 1 de agosto se llevó a efecto el responso fúnebre en la Catedral de Puerto Montt, en honor a la memoria de los cinco Aviadores Militares que fallecieron la tarde del lunes 31 de julio, luego de que el helicóptero Bell 412, en el que se encontraban realizando una misión de vuelo nocturno, se accidentara en el sector La Cumbre, en la comuna de San Juan de la Costa, Provincia de Osorno.
Los féretros arribaron a la catedral regional a las 16 horas, instancia en la cual familiares y camaradas de armas del Capitán de Bandada (A) Matías González Cofré (Q.E.P.D.), del Teniente (A) Sebastián Escanilla Montorfano (Q.E.P.D.), del Sargento 1° Cristian Santibáñez Muñoz (Q.E.P.D.), del Cabo 1° Hugo Verdugo Jofré (Q.E.P.D.) y del Cabo 1° Leonardo Vásquez Castro (Q.E.P.D.), se hacían presentes en el lugar para orar y acompañarlos en su último viaje.
Paulatinamente comenzaron a llegar a la catedral personas que, acongojadas con la trágica noticia, también quisieron acompañar a los deudos en estos tan complejos momentos.
El oficio religioso contó con la asistencia de autoridades civiles y militares de la zona, además del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, General del Aire Hugo Rodríguez González, acompañado del Comandante del Comando de Combate, General de Aviación Miguel Marguirot Fajardo; del Comandante del Comando de Personal, General de Brigada Aérea (A) Carlos Madina Díaz y del Comandante en Jefe de la IIIª Brigada Aérea, General de Brigada Aérea (A) Sergio Rojas Schwemmer.
En la ocasión, el Arzobispo de Puerto Montt, Monseñor Fernando Ramos, resaltó el duro golpe que este accidente ha significado para la zona, toda vez que este tipo de entrenamiento, precisamente, permite que las tripulaciones puedan operar en diferentes condiciones en situación de emergencia o crisis.
Cabe destacar que todos los integrantes de la tripulación contaban con una dilatada trayectoria, tanto en misiones de apoyo al combate de incendios forestales, evacuaciones aeromédicas, rescate de personas desaparecidas o accidentadas, traslado de carga hacia sectores apartados del territorio, entre otras misiones, brindando conectividad, seguridad y apoyo cuando más se necesita.
Despedida en Base Aérea El Tepual
En tanto, a partir de las 8 de la mañana del miércoles 2 de agosto, los féretros de cuatro de los aviadores militares se dirigieron desde la catedral hasta la Base Aérea El Tepual, con el propósito de embarcarse en un avión C-130 Hércules que los trasladó a Santiago, en donde fueron recibidos por sus familiares directos para llevarlos a su lugar de descanso eterno. En la ocasión, todo el personal de la IIIª Brigada Aérea brindó un hasta siempre antes de embarcarse a los camaradas que por años permanecieron como dotación de la Unidad, dejando un recuerdo imperecedero, tanto en la parte humana como por la huella de su trabajo, que permitió no sólo salvar vidas en situación de emergencia, sino que ofrecer una mano amiga a quienes más lo necesitaban, ya sea en condiciones diurnas como nocturnas.