Desde 1947, la Fuerza Aérea de Chile ha desarrollado una labor ininterrumpida de presencia efectiva y conectividad aérea permanente, que ha permitido no sólo el desarrollo antártico de Chile sino que también de otros países miembros del Tratado Antártico.
El 6 de noviembre es el día de la Antártica, fecha que hoy conmemoró 79 años de la delimitación del Territorio Antártico Chileno, decreto firmado por el Presidente Pedro Aguirre Cerda en 1940, y que fijó los límites de todas las tierras, islas, islotes, arrecifes, glaciares y demás, conocidos y por conocerse, y el mar territorial respectivo, existente dentro de los límites del casquete constituido por los meridianos 53° longitud Oeste de Greenwich y 90° longitud Oeste de Greenwich.
Luego, en 1947 la Fuerza Aérea de Chile con su primer vuelo en un Voight Sikorsky en febrero de ese año dio por inaugurada una labor ininterrumpida de presencia efectiva y conectividad aérea permanente, que ha permitido no sólo el desarrollo antártico de Chile sino que también de otros países miembros del Tratado Antártico.
Hoy es el único programa aéreo del mundo que vuela los doce meses del año, permitiéndose una extensa cobertura de búsqueda y salvamento aéreo SAR más allá del espacio terrestre, marítimo y aéreo en el Cono Sur americano, que limita desde la línea de la Concordia hasta el mismo Polo Sur.
Ad portas del Centenario de la Fuerza Aérea, el desafío como Operador Antártico del Estado de Chile está muy claro: ser el país más cercano a la Antártica, representa un potencial polo de desarrollo para el país. Habrá entonces que enfrentar lo que constituye un segundo desafío: consolidarse como un soporte de vida con tecnología verde para la ciencia de frontera; fortalecer la presencia nacional más allá de la ciencia y la educación, la cooperación internacional en el continente blanco a través de una participación más activa en el Sistema del Tratado Antártico; así como habilitar y sostener bases, aeródromos, pistas y laboratorios en la profundidad polar, en un momento singular en el desarrollo antártico de nuestro país, para convertir a Magallanes en una “región polar” y a Chile en un “país antártico”. Para ello, es de vital importancia el desarrollo de tecnología e infraestructura polar de vanguardia a través de bases y estaciones remotas.
La tendencia mundial indica que se necesita continuar dando respuesta a los desafíos globales como el cambio de la temperatura, la contaminación en tierra, agua y aire, y sus efectos en el delicado sistema climático global, toda vez que la capacidad de la atmósfera tiene límites para regenerar nuestras actividades. No se debe olvidar que todo lo que le suceda a la Antártica, en el contexto climático y ambiental, más temprano que tarde le sucederá a Chile, debido a su contigüidad geográfica e incidencia biológica, física, ambiental y geológica. La Antártica es nuestra más grande reserva y laboratorio natural, en ella se realiza un esfuerzo transversal en ciencia internacional del más alto nivel.
Antártica es un modelo pionero de colaboración internacional y habitar ecológico, se trata de un continente entero que practica una filosofía y logística de vida que integra la conciencia de interdependencia eco sistémica, investigando y protegiendo la regeneración de la naturaleza para las generaciones futuras, y la Fuerza Aérea de Chile tiene un rol fundamental en el contexto del Programa Antártico Nacional.